A finales de la semana pasada el gobierno Malo inauguró con orgullo el punto Cultivarte, una iniciativa de la banca privada que se ejecuta actualmente en dos municipios más de Cundinamarca. Esta iniciativa cambió el plan que había para este inmueble.
En el II sector del Barrio Manablanca, en el Área Funcional Periferia Urbana de Facatativá, se puso por fin en funcionamiento un inmueble que se construyó en 2014, pero que no se había puesto en funcionamiento porque se encontraba completamente vacío, para atender a la población infantil de toda el Área Funcional, que incluye, entre otros, a los Barrios Chicó, Cádiz, San Antonio, Prado, Cartagenita, El Jardín y que conglomera buena parte de los habitantes de la localidad.
“Hoy cumplimos los sueños de nuestros niños y niñas del sector gracias al trabajo y el compromiso de la empresa privada y de la administración municipal, donde logramos invertir en esta obra social para el beneficio y goce de los infantes” sostuvo en su discurso el alcalde Malo. Sin embargo en la inauguración se hicieron presentes, además de los niños -nuevos beneficiados-, los adultos mayores, a los que les habían prometido un Centro Día en el sector, pero que vieron con sus propios ojos como el sueño se empezaba a desvanecer.
Este inmueble se terminó de construir bajo el contrato 544 de 2014, producto del proceso de licitación pública 101 del mismo año, y cuyo objeto fue la "construcción y adecuación segunda etapa centro día adulto mayor en el sector Manablanca Cartagenita, municipio de Facatativa, Cundinamarca", y al cual se le asignaron $380 millones. Fue inaugurado por el ex alcalde Buitrago en la mañana del domingo 24 de mayo delante de los adultos mayores, cuando les anunció que "el espacio buscaba atender a más de cien abuelitos de la zona diariamente".
El convenio que hizo la alcaldía con la entidad bancaria consistió en que el municipio presta el espacio y la empresa privada lo dota con una sala virtual, una sala de lectura y una sala audiovisual y además contrata a dos personas que se encarguen de administrar el lugar, que tuvo que ser limpiado por estudiantes de sicología de la Universidad de Cundinamarca que se encuentran haciendo sus pasantías con el gobierno a quienes no les pagan en contravención de lo que dice el numeral 8 del decreto 933 de 2003; los únicos que reciben sueldo mínimo y con contrato de aprendizaje, son los sicólogos organizacionales, mientras que los clínicos y los sociales solo cuentan con la Aseguradora de Riesgos Laborales (ARL), que paga la Universidad.

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