Hasta un 30 por ciento de los pacientes con covid-19 grave desarrolla trombosis a pesar de recibir profilaxis, siendo el tromboembolismo venoso el evento más frecuente.
La covid-19 ha puesto de relieve la
intensa investigación y la búsqueda de nuevos abordajes de los fenómenos
trombóticos y se comprobó que la enfermedad causada por la infección no solo
era una patología pulmonar, sino que también estaba acompañada por una
alteración sistémica donde puede surgir una “tormenta trombótica” perfecta.
ANÁLISIS GENERAL
José Antonio Páramo Fernández, hematólogo
de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), expuso las alteraciones de la
coagulopatía que se asocian a la covid durante un encuentro divulgador sobre
los últimos avances en el campo de las enfermedades hematológicas, organizado
por Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la VI Jornada de
Divulgación «HematoAvanza”, en Ávila.
Sobre la covid y la trombosis, el
especialista de la CUN ha destacado el gran despliegue de ensayos clínicos que
han buscado las mejores opciones terapéuticas en cada fase de la enfermedad y
atendiendo al perfil de los pacientes. Los eventos trombóticos “son frecuentes,
incluso en presencia de tromboprofilaxis, donde las heparinas de bajo peso
molecular protagonizan la estrategia profiláctica de elección en el paciente
hospitalizado”, ha explicado.
MÁS EN COVID QUE EN OTRAS INFECCIONES RESPIRATORIAS
Se han descrito episodios trombóticos en
hasta un 30 por ciento de los pacientes con covid-19 grave e ingresados en
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), siendo el tromboembolismo venoso el más
frecuente de todos, representando en hasta un 60 por ciento de los casos. Esta
condición “conlleva un peor pronóstico”.
De hecho, según estudios realizados
antes de la pandemia que analizan la relación entre trombosis y enfermedad
respiratoria, la prevalencia de la trombosis es superior en la covid que en
otras enfermedades vírales. Además, “la mortalidad de los pacientes con Covid-19
con complicaciones trombóticas y cardiovasculares puede ascender hasta un 14 por
ciento, multiplicándose por tres la tasa de mortalidad global de esta
enfermedad pandémica”.
INMUNOTROMBOSIS
El hematólogo ha señalado que “se
precisan nuevas estrategias para combatir este mecanismo de inmunotrombosis o
tromboinflamación”, fenómeno espoleado en la Covid por la denominada tormenta
de citocinas, que a su vez favorece la formación del trombo.
También influye la estrecha
interrelación entre el mecanismo de coagulación y la inflamación. “La
inmunotrombosis es un mecanismo natural del organismo de defensa contra los
gérmenes, pero cuando se exacerba como consecuencia de la infección, genera una
marcada activación del mecanismo de coagulación”.
Aquí tienen un papel importante la
presencia de redes o trampas extracelulares de neutrófilos (conocidas por su
acrónimo en inglés NETs), que son los productos que liberan los leucocitos. “En
principio es una red diseñada para atrapar patógenos, pero, de nuevo, al
producirse una activación excesiva favorece los mecanismos de coagulación”.
Sobre el mejor tratamiento para evitar
la aparición de trombosis, Páramo se ha referido al consenso en torno al uso de
la heparina de bajo peso molecular, como tratamiento profiláctico en pacientes
hospitalizados, incluso los anticoagulados previamente al ingreso.
“La mayoría de las guías clínicas de las
principales sociedades científicas -incluida la Sociedad Española de Trombosis
y Hemostasia- recomiendan que la intensidad de dosis debe ser profiláctica: es
con la que consigue un mejor beneficio con un menor riesgo hemorrágico en
relación con dosis intermedias o terapéuticas de heparina”, ha puntualizado.
Asimismo, ha expuesto que en los
pacientes con tratamiento anticoagulante previo a la covid, la heparina de bajo
peso molecular ha dado paso durante la pandemia al empleo de fármacos anticoagulantes
de acción directa (AAD), cuyo control resulta menos exigente que el del Sintrom
y las consabidas visitas periódicas al centro de salud.
En opinión de Páramo, debería
consolidarse esta tendencia. “Los AAD deben ser prioritarios en la mayor parte
de pacientes que ahora están recibiendo Sintrom”.
Por otro lado, también está ampliamente
aceptado por la comunidad científica que en el paciente con síntomas leves de
covid o no hospitalizado y al alta, en general, “no debería administrarse
profilaxis antitrombótica, reservándose para el enfermo ingresado en UCI o en
de forma individualizada en la hospitalización”.
UN NUEVO SÍNDROME
La exposición de José Antonio Páramo ha
concluido con una alusión a la necesidad de nuevas estrategias terapéuticas
para reducir el proceso trombótico y la inmunotrombosis, así como con la
mención de un nuevo síndrome de trombosis descrito en algunos de los vacunados
frente a la covid.
Se trata del VITT (trombocitopenia
trombótica inducida por vacuna), donde, como indica su nombre, confluye la
trombosis y la trombocitopenia. “Se ha descrito asociado a vacunas de la covid
con vector adenoviral”.
El cuadro incluye junto a la trombocitopenia (descenso del número de plaquetas entre 5 y 30 días tras la vacunación), una trombosis localizada generalmente en lugares inusuales como los senos venosos cerebrales y la vena esplénica.
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