En medio del conflicto entre Ucrania y Rusia, frente al cual se emplazó a las partes a volver a la mesa de conversaciones, la joven Yuliia y su familia escaparon del baño de sangre que se vivió hace unas semanas en Bucha.
Esta familia se está adaptando a su nueva vida de desplazados, como millones de ucranianos que se han visto forzados a abandonar sus hogares desde el comienzo de la guerra, y aunque el secretario general adjunto de asuntos humanitarios de la ONU no prevé un alto el fuego inmediato en el conflicto entre Ucrania y Rusia, considera que la situación podría dar un vuelco en los próximos quince días.
UNA DE MILLONES DE FAMILIAS DESPLAZADAS
Hace siete semanas, Yuliia, su marido
Valerii y su pequeño hijo Artemko llevaban una vida apacible en Bucha, una
tranquila ciudad dormitorio a unos 24 kilómetros de Kiev, la capital que se ha
convertido en sinónimo de matanza de civiles, en la cada vez más brutal guerra
de Ucrania.
Acababan de mudarse a un nuevo
apartamento en una zona tranquila y verde de la ciudad. Yuliia trabajaba como peluquera
y nada la hacía más feliz que sus clientas salieran satisfechas, viéndose
hermosas y sintiéndose seguras de sí mismas. Sin embargo, las cosas dieron un
giro brusco una horrible mañana a finales de febrero.
La guerra que amenazaba desde el norte
irrumpió en Bucha. Con su barrio en llamas, Yuliia decidió huir y junto a su
familia, incluida su madre Zinaida, se unieron a los más de 7,1 millones de
desplazados internos que se cuentan a abril 15 de 2022.
Una violencia “imposible de entender”
Tras dejar Bucha con su familia, la casa
de Yuliia fue ocupada y todas sus pertenencias saqueadas, como pudo saber por
sus vecinos, y la fábrica donde trabajaba su madre quedó destruida por las
bombas. Luego de cuatro semanas de viaje, llegaron a la provincia occidental de
Zakarpattia, a cientos de kilómetros de su ya destrozada ciudad natal.
Cuando Yuliia vio las horribles imágenes
y vídeos de la matanza y destrucción en Bucha, rompió a llorar al instante y se
quedó sin palabras durante un momento. "Este nivel de violencia es
imposible de entender", dijo finalmente. "Es algo que no se lo desearías
ni a tu peor enemigo, pero que nunca perdonaremos ni olvidaremos".
A pesar de que las autoridades
ucranianas han recuperado el control de Bucha, sus habitantes siguen sin poder
regresar a sus casas debido al riesgo de las minas y los restos explosivos de
guerra.
“Este es nuestro hogar ahora”
En Zakarpattia, por fin pueden tomarse
un respiro. Junto con otros cien desplazados internos, han encontrado un refugio
temporal en una escuela de la pequeña localidad de Bushtyno.
Voluntarios de Alemania, Polonia y la
República Checa han hecho todo lo posible para convertir las impersonales aulas
en acogedores dormitorios. El pabellón deportivo se ha transformado en un almacén
para guardar sus pertenencias.
"Así que aquí estamos. Este es
nuestro hogar ahora. Tenemos todo lo que necesitamos, y la gente, muy amable,
nos ayuda en todo lo que puede", cuenta Yuliia. "Aunque ahora
dormimos en colchones en el suelo, los misiles no vuelan sobre nuestras cabezas
y mi hijo está a salvo. Es lo único que importa en estos momentos".
Esta joven ucraniana solo espera que su
hijo no tenga ningún recuerdo de esas aterradoras semanas de miedo y huida.
"No tenemos muchas pertenencias personales, pero lo que realmente me rompe
el corazón es que no pudimos llevarnos ningún juguete de Artemko. Le encantan
los coches y, en casa, tenía un montón de cochecitos, que echa mucho de menos,
y pregunta todo el tiempo cuándo puede volver a casa para jugar con ellos de
nuevo.
“Quiero que sea simplemente un niño, que
juegue y pase tiempo con otros niños. Si pudiera tener algunos juguetes o una
bicicleta, sería muy feliz. Y a mí también me haría feliz".
La guerra se acerca a las 5000 víctimas
Por su parte, la Oficina de la Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos confirmó este lunes que el
número de víctimas civiles reconocidas en la guerra de Ucrania ya se acerca a
las 5000, con 2072 muertos y 2818 heridos.
La mayoría de estas personas fallecieron
por el uso de armas explosivas de gran alcance que incluyen los bombardeos de
artillería pesada, los ataques con cohetes de larga distancia, así como los
aéreos.
La Oficina que dirige la ex presidente
de Chile Michelle Bachelet cree que las cifras reales de víctimas son
considerablemente más altas, ya que todavía queda por contrastar la información
de algunas localidades donde produjeron intensas hostilidades.
Igualmente, “toma nota” del informe del
ministro del Interior de Ucrania, según el cual, a fecha 15 de abril, habrían
muerto al menos 2700 civiles, incluidos mujeres y niños.
UN LLAMADO A LA NEGOCIACIÓN
En medio del panorama que viven millones
de deslazados, el coordinador de ayuda de emergencia elogió este lunes el rol
mediador que ejerce Turquía en las conversaciones de paz en el conflicto entre
Ucrania y Rusia y destacó que, pese a las dificultades “ha sido capaz de
presentarse a ambas partes como un anfitrión muy valioso y útil”.
Durante una conferencia de prensa donde
informó del resultado de su visita a Kiev y Moscú, Martin Griffiths anunció su
próximo viaje a Turquía donde dará seguimiento a ideas tratadas previamente con
las autoridades ucranianas y rusas como el posible establecimiento de un alto
el fuego o de corredores humanitarios.
Aunque Martin Griffiths afirmó que
actualmente no vislumbra en el horizonte un alto fuego para la guerra de
Ucrania considera que podrían producirse avances en unas dos semanas, o “un
poco más”, dependiendo de la dirección que tome el conflicto y las
conversaciones en Turquía.
Interrogado sobre los siguientes pasos a
seguir, Griffiths aludió a las recientes festividades religiosas para que las
partes en conflicto regresen a las conversaciones de paz en Estambul.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, habló ayer por teléfono con el presidente turco Erdogan y le expresó su apoyo al proceso de Estambul y reiteró la necesidad de contar con corredores humanitarios para la distribución de ayuda y la evacuación de personas.
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