Última entrega de los detalles de un reciente estudio que analizó modelos de control de brote al inicio de la pandemia en las dos principales ciudades de la costa atlántica colombiana.
El estudio fue titulado bajo el título “Modelos
geoespaciales para control de brotes de SARS-CoV-2 en Cartagena y Barranquilla,
Colombia, 2020”, es de autoría de Silvana Zapata Bedoya, Diana Marcela Walteros
Acero y Marcela Mercado del Instituto Nacional de Salud y fue publicado el
pasado abril 13 por la revista panamericana de salud pública de la Organización
Panamericana de la Salud.
DISCUSIÓN
Los sistemas de información geográfica y
los métodos de análisis espacial son herramientas de gran potencialidad que
pueden ayudar a la comprensión de la dinámica de la génesis y evolución de los
brotes de enfermedades infecciosas, de vectores, entre otras.
En todo tipo de brotes, el análisis
espacial aporta un instrumento metodológico fundamental para conocer la
distribución de los casos para generar hipótesis etiológicas, dirigir y evaluar
las actividades de vigilancia y control. En el presente análisis espacial se ha
logrado en gran medida en ambos aspectos.
Las búsquedas activas comunitarias (BAC)
siempre han funcionado en salud pública. En Colombia se ha reorganizado y ha
tomado el nombre de PRASS que busca utilizar herramientas tanto tecnológicas
como manuales con datos de los casos, captura en plataformas digitales y
análisis espacial y búsqueda a través de rastreadores que usan el análisis
espacial para dirigir sus recorridos y las acciones en campo.
La herramienta de análisis espacial como
apoyo a esta estrategia permite identificar casos en diferentes metros y
realizar aislamiento selectivo a las comunidades con toma de muestras masivas y
aislamiento de estos grupos garantizando las condiciones de protección de datos
de los análisis y sin mostrar su ubicación.
Algunos estudios vinculan la extensión
de los brotes de Covid-19 con la desigualdad social y es aquí donde las
herramientas de superposición, sumadas a las capas de vulnerabilidad y el IPM,
permiten aislar de manera oportuna las personas más vulnerables y focalizar las
ayudas estatales. Los resultados de este análisis espacial indican la posible
relación entre las zonas vulnerables y con IPM altos y aumento de los casos.
Las autoras señalaron que este tipo de
análisis puede constituirse en una capacidad instalada territorial que, si bien
al inicio se dirige a disminuir el contagio, puede ser muy útil en el
seguimiento de otras condiciones y necesidades de salud de la población,
asociadas o no a la pandemia, que requieren acciones de las instituciones.
Visto de esta manera, el rastreo permite
apalancar la inteligencia colectiva o vigilancia comunitaria de eventos en
salud. Sin embargo, este tipo de análisis requieren un equipo
interdisciplinario, con conocimiento en base de datos, del evento
epidemiológico y habilidades en sistemas de información geográfica para lograr
el objetivo final.
Una de las limitaciones es la calidad de
los datos. En vigilancia epidemiológica no todas las regiones reconocen la
importancia de la captura de la coordenada geográfica de los casos y su
importancia para el análisis posterior, así que no siempre es posible obtener
el 100 por ciento de los puntos de todos los casos. Sin embargo, se considera
aceptable que las perdidas en las coordenadas no sean superiores a 30 por
ciento. Una de las características acerca del análisis espacial es que “el
lugar hace la diferencia”; por lo tanto, la ubicación de los eventos necesita
ser integrada para mejorar las acciones.
Por último, estos análisis requieren de
un proceso continuo de vigilancia que incorpore una recopilación oportuna de la
información, el aseguramiento de la calidad de esta y la obtención de los
insumos para su geocodificación a nivel de punto para hacer más expedito los
análisis espaciales. También se recomienda el uso de elementos geográficos
oficiales de libre acceso en la mayoría de los países, a través de los
departamentos e institutos geográficos o del sistema nacional de estadística.
CONCLUSIONES
El análisis espacial permitió determinar
la estructura temporal y espacial como metodología complementaria útil para el rastreo
de contactos, aportando la evidencia científica necesaria para la aplicación de
medidas de intervención directa en los barrios en los que resulta necesario,
encaminadas a reducir el contagio del SARS-CoV-2
Esta herramienta localizó focos de
intervención para generar información regionalizada para la toma de decisiones
en términos de cofinanciamiento o de aislamiento de las poblaciones para evitar
la propagación de la Covid-19.
Los mapas generados con esta metodología mostraron, con mayor detalle, indicadores tradicionales de seguimiento de contactos y los lugares específicos donde sería necesario tomar medidas de prevención y control de acuerdo con el grado de propagación, para permitir una mayor racionalización de tiempo y de recursos.
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