En un mismo espacio comparecientes ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), víctimas y habitantes de Viotá se reunieron con el fin de adelantar ejercicios restaurativos y actividades sanadoras para la mente y el cuerpo.
En el centro poblado San Gabriel se construyó una placahuella, que mejora la vías terciarias del municipio y contribuye a superar los traumas y malestares emocionales que dejaron los actos de violencia en este territorio ubicado en la Provincia del Tequendama.
ACTOS DE RECONCILIACIÓN
Precisamente en este centro poblado,
donde está ubicado el cementerio del municipio, la población en proceso de
reincorporación con el apoyo de las víctimas y la comunidad, construyeron una
placa huella de 68 metros de longitud, que mejora la vía de acceso.
Pero no solamente con ese sentido,
también tiene un componente de honra a las personas que fueron afectadas por
los años de conflicto armado y quienes por las condiciones de la vía no
pudieron visitar a sus seres queridos en el lugar.
“Esta entrega resulta absolutamente
significativa y muy valiosa porque representa un proceso comunitario,
institucional, social en el que comparecientes de las extintas Farc, junto con
la comunidad y las Juntas de Acción Comunal, la alcaldía y con la Gobernación,
a través de la ACPC, mediante un proceso de trabajo obra o actividad reparadora
de carácter anticipado a una eventual sanción. Es un proceso muy valioso porque
representa la posibilidad de reparar, restaurar, y de articular un tejido
social que fue profundamente afectado por los hechos de violencia asociados al conflicto
armado en Colombia”, manifestó, Harvey Suárez, secretario Ejecutivo la JEP.
En desarrollo de la actividad el
gobierno de Viotá entregó de manera anticipada el informe Trabajos, Obras y
Actividades con contenido Reparador, TOAR que muestra las actividades
restauradoras que se adelantan en el territorio.
Wilder Gómez, alcalde de Viotá, destacó
la entrega de este informe expresando que “es muy importante para nuestro
municipio la reconstrucción del tejido social y sobretodo en la sanidad
emocional colectiva de las personas que sufrieron la violencia, porque es ver
un proyecto materializado, un trabajo conjunto que ahora las personas lo pueden
disfrutar, una obra realizada por excombatientes y que ahora son parte de esa
acción reparadora hacia esas personas”.
El objetivo se alcanzó gracias al apoyo
de la Agencia de Cundinamarca para la Paz y la Convivencia, ACPC; la
Corporación Dunna, organización que acompaña alternativas innovadoras para la
paz en varias zonas del país; la Embajada de Países Bajos, la Fundación Bolívar
Davivienda; la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN); la
Alcaldía de Viotá y la Junta de Acción Comunal del Centro Poblado San Gabriel.
MEMORIAS DEL CONFLICTO
Viotá busca reconstruirse, según cuenta
una investigación titulada “Los desaparecidos de Viotá”, que publicada en abril
26 de 2021 y elaborada con el apoyo de Consejo de Redacción (CdR), la Unidad de
Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y el Comité Internacional
de la Cruz Roja (CICR), como parte del proyecto ‘Diálogos con la ausencia.
Formación virtual para periodistas que cubren la desaparición en el marco del
conflicto armado y la búsqueda de personas’.
Este municipio vivió por casi una década
la presencia de los frentes 22 y 42 de las Farc y una violenta incursión de las
Autodefensas Campesinas del Casanare entre 2003 y 2004, que según cifras de la
Unidad para las Víctimas dejaron en total 12 903 víctimas del conflicto armado
en el municipio, por lo que ahora recoge parte de su memoria y espera que la
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) abra un macrocaso en el que se
reconozca lo ocurrido en este lugar de la tierra del cóndor.
La lista es larga. Además de la
persecución política a miembros del Partido Comunista y de la Unión Patriótica
(UP), vivieron masacres, como la ocurrida en 1997 en el caserío La Horqueta.
Además, desplazamientos masivos como el que se dio en 2003 en la vereda Brasil
por cuenta del asesinato y la desaparición forzada, que tan solo ese año dejó
26 víctimas, de acuerdo con datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del
Centro Nacional de Memoria Histórica.
El 19 de noviembre de 2020, la Corporación Yira Castro presentó ante la JEP un informe sobre la persecución política y las violaciones a derechos humanos que cometieron tanto la guerrilla de las Farc como las Autodefensas Campesinas del Casanare (ACC) entre 1989 y 2004, en el que evidencian que entre 2003 y 2004 la violencia aumentó tras la presunta alianza militar-paramilitar que llevó a crímenes contra la población civil.
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