Analistas expertos en investigar cómo se construye opinión pública en redes sociales entregan perspectivas y recomendaciones para lograr el propósito de aportar a la construcción de un debate digital más plural y transparente.
El diagnóstico está claro para Linterna Verde, organización independiente sin ánimo de lucro que resume que tanto medios como expertos en temas electorales han coincidido en resaltar que, después de las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo, la confianza en el sistema electoral colombiano pasa hoy por su peor crisis de legitimidad en décadas.
ANTECEDENTES DE LA DESINFORMACIÓN
Las elecciones del 2020 en Estados
Unidos dejaron una serie de aprendizajes sobre cómo entender la circulación de
desinformación electoral, así como sus tipos y dinámicas características.
Entre las múltiples narrativas sobre
fraude que circularon en redes sociales y medios de comunicación relacionadas
con el voto por correo, el voto electrónico y las teorías conspirativas
impulsadas por QAnon -todo cobijado por las afirmaciones de fraude hechas por
el entonces presidente Donald Trump, cuyo corolario fue la insurrección en el
Capitolio el 6 de enero de 2021-, se pudieron extraer algunos puntos claves
para categorizar la desinformación electoral.
El trabajo hecho por el Election
Integrity Partnership, del cual la organización se basó para esta tipología,
fue fundamental para identificar el tipo de información problemática más
peligroso durante las elecciones: el que busca deslegitimar los procesos
electorales.
En este sentido, Linterna Verde define
desinformación electoral como toda información falsa o engañosa sobre los
procesos electorales que afecten directamente el ejercicio del derecho al voto.
Por ejemplo, la afirmación -ya presente en elecciones anteriores- de que los
bolígrafos dispuestos en los puestos de votación son borrables puede afectar la
intención de los ciudadanos de ir a votar, pues desconfían, en este caso, de
los materiales utilizados en el proceso electoral. También se basaron en esta
tipología para estudiar las reglas de las plataformas para tratar con este tipo
de contenidos.
En Colombia, desde todas las orillas se
han formulado preguntas sobre lo que ocurrió en marzo 13 y, especialmente,
sobre la enorme diferencia entre los resultados del preconteo y el escrutinio.
Esto ha generado un escenario perfecto para que los rumores y la desinformación
se cuelen entre las dudas legítimas de políticos, periodistas y ciudadanos por
igual, a días de las elecciones presidenciales.
TIPOLOGÍAS DE DESINFORMACIÓN
Para navegar este panorama, en una
entrada de blog Linterna Verde presentó una tipología de desinformación
electoral que permite ubicar mejor el riesgo que suponen ciertos contenidos y
lo que implican para la percepción de legitimidad del proceso electoral de cara
a la primera vuelta. Se puede categorizar la desinformación que afecta
específicamente el derecho al voto en cuatro tipos.
Contenido con indicaciones erróneas y desinformación
Publicaciones que contienen información
falsa sobre las fechas y lugares de votación, los procesos de conteo de votos o
los requisitos para que una persona sea elegida. En la ya mencionada
discrepancia entre los datos del preconteo y del escrutinio fueron varias las
voces que pidieron, partiendo de información imprecisa, un reconteo general de
votos. Según la normatividad vigente en Colombia, este procedimiento no es
posible. Sin embargo, estas afirmaciones terminaron por debilitar la
legitimidad del proceso de escrutinio.
Interferencia o intimidación en los procesos electorales
Contenido que afecta la participación de
los votantes al disuadirlos de asistir a las urnas o incitarlos a alterar el
proceso electoral. Un ejemplo de esto sería la afirmación de que uno de los
puestos de votación es un epicentro de Covid-19.
Motivación al fraude electoral
Contenido que incite a los ciudadanos a
realizar acciones directamente relacionadas con delitos electorales, como
publicaciones que inciten a hacer fraude, como la alteración de los formularios
E-14, la compra de votos o la participación ilegal en las elecciones.
Deslegitimación de los procesos o resultados
Contenidos en los que un candidato se
adjudica la victoria desconociendo los resultados electorales oficiales, o
afirmaciones de que los resultados han sido alterados. Pasadas las elecciones
del 13 de marzo se hicieron varias publicaciones en este sentido, como esta y
esta.
RECOMENDACIONES
Para hacerle frente a este fenómeno y
prepararnos como sociedad civil a las elecciones presidenciales, Linterna Verde
formula una serie de recomendaciones que las organizaciones y la sociedad
pueden adoptar para no caer en los intentos de manipulación del debate público
digital con este tipo de desinformación.
En primer lugar, el análisis de la
conversación digital evidencia que la narrativa partidista del ‘nosotros’
contra ‘ellos’ está absorbiendo todo el oxígeno de la conversación sobre
elecciones. Ante la ausencia de voces que desde la institucionalidad ayuden -y
puedan- mediar en este entorno de desconfianza frente al proceso electoral, hay
una oportunidad para las organizaciones de la sociedad civil con experiencia en
seguimiento de procesos democráticos.
Uno de los grandes problemas fue la
confusión –deliberada y accidental– de pensar que la “verdad factual” se
determinaba en el preconteo. A estas alturas, todos los actores y difusores de
información deben tener claro el rol de esta etapa y la diferencia con el
escrutinio. Las organizaciones que trabajan en procesos de consolidación
democrática en los territorios, o que son reconocidas por la lucha en favor de
la transparencia y contra la corrupción, serían voces reconocidas para hacer
pedagogía sobre los hitos del proceso electoral. Esto implica tener claridad
sobre los hechos y los tiempos para evitar amplificar la desinformación y los
mensajes confusos.
En el caso de las organizaciones de
verificación o fact-checking, hay una oportunidad para analizar el tipo de
mensajes sobre fraude, como la tinta invisible, que ya han sido difundidos en
redes en Colombia por cuentas clave de líderes de partidos políticos.
También es posible recoger indicios de
acciones coordinadas. Esto permitiría anticiparse de alguna forma -con
contranarrativas, contenidos pedagógicos y advertencias- a publicaciones
problemáticas e intentos de manipulación que encontraremos en la primera y
segunda vueltas presidenciales.
En cuanto a las redacciones periodísticas,
el objetivo debe ser navegar entre el afán de ofrecer respuestas fáciles e
ignorar los problemas. Como dice Amanda Ripley en un artículo publicado en
Solutions Journalism, los medios deben tratar de ayudar a las personas a entrar
y salir del fango con su humanidad intacta.
Aunque pueda sonar contra-intuitivo, la
mejor forma para lograrlo es complejizando las narrativas. Para ello, es clave
buscar y amplificar las contradicciones, los matices y las ambigüedades
relacionadas con el fraude, mostrarndo las tensiones con todas sus capas de
complejidad.
Además, se debe ampliar la perspectiva
al escuchar mejor a las personas, ir más allá de la historia y las preguntas
inmediatas, e intentar entender las motivaciones y las razones detrás de la
inconformidad con el sistema electoral, que suelen ser más profundas de lo que
parece.
Finalmente, la ciudadanía puede tener en cuenta estas recomendaciones, pero además puede encontrar en internet, con ayuda del verificador de Google, sitios de confianza en los que pueda obtener información relacionada al proceso electoral, la cual comparta en sus redes sociales, aportando así a la lucha contra la desinformación en época electoral.
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